“Sólo en Estados Unidos faltan un millón de expertos en inteligencia artificial”

“Ahora está muy de moda el chat GPT, pero no es una cosa nueva”, afirma. “Tratar de modelizar el lenguaje natural es algo que existe desde los años 60”. En 1974, Ramón López de Mántaras hizo su tesis doctoral en inteligencia artificial, casi sin saberlo. “No se conocía este término. En Estados Unidos un poquito, pero yo hice un algoritmo que permitía a un robot, a una mano robótica antropomórfica, distinguir, clasificar objetos, solamente agarrándolos, con el tacto”. Hoy día, sigue trabajando en inteligencia artificial “y disfrutando de mi investigación”.

López de Mántaras comprende los vericuetos morales a los que en no mucho tiempo se enfrentarán los investigadores al dar forma a las soluciones tecnológicas. Por eso recalca la importancia de planteamientos éticos en la ingeniería, informática o telecomunicaciones. Por eso insiste en que “los futuros ingenieros deben empezar a plantearse la siguiente pregunta: esto técnicamente lo puedo hacer, pero ¿debo hacerlo?”. Él recomienda tomar nota de la ciencia ficción para asentar estos principios: “El caso de la serie ‘Black mirror’ es ilustrativo porque muestra ciertas aplicaciones y desarrollos de la tecnología que no están tan alejados de la realidad”. Y de hecho, asegura que ya hay universidades que la están utilizando como material educativo. “Nos ayuda a anticipar posibles consecuencias, tanto positivas como negativas del uso de ciertas tecnologías y en particular de la inteligencia artificial”, que considera totalmente arraigada a nuestras vidas, ya que “está incidiendo en prácticamente todos los sectores de actividad humana”.

López de Mántaras habla de un “resurgir brutal” en esta materia y en particular del deep learning, que define como “redes neuronales artificiales” que actúan a imitación de las humanas “de manera que puedan reconocer patrones” para analizar radiografías, resonancias magnéticas o ecografías, “punta de lanza de otros muchos sectores”. Tantos que “uno de los principales obstáculos a su desarrollo actual es la falta de talento, de expertos”. Hay, recalca, “una carencia a nivel mundial”. Sólo en Estados Unidos existe “un déficit de un millón de expertos en inteligencia artificial”. “La ingeniería, la informática o las matemáticas son un ámbito que tiene un futuro extraordinario”, concluye.