Cc. AMBIENTALES + TELECOMUNICACIÓN
Almudena Rivadeneyra
“Llevar biosensores integrados será como tener a un médico con nosotros las 24 horas”
Hoy Almudena Rivadeneyra es una ingeniera capaz de desarrollar sensores tan pequeños como para caber en un empaste, monitorizar la salud de una persona y prevenir todo tipo de enfermedades, pero hace 20 años, cuando le tocaba elegir carrera, estaba totalmente perdida. Había oído hablar de Acabó entrando en Telecomunicaciones y se matriculó un poco sin saber, pero al terminar el primer año seguía llena de dudas. En lugar de abandonar, decidió compaginarla con otra licenciatura: Ciencias Ambientales. Y de la combinación de ambas surgió la tan ansiada vocación.
“En su momento la gente me preguntaba por qué hacía dos carreras tan distintas a la vez, pero yo creo que tienen mucho en común”, asegura la ingeniera granadina. “Es enfocar la tecnología para reducir su impacto medioambiental”. Sin duda, el camino hacia el que debemos orientar todos los sectores de actividad humana y, de hecho, se prevé que la transición sostenible cree 24 millones de empleos verdes en los próximos diez años.
¿Pero cómo pasó del medio ambiente a la salud pública? La casualidad. Rivadeneyra trabajaba desarrollando sensores ambientales, de contaminación, gases, humedad… pero un encuentro casual cambió por completo su carrera y su vida. “Yo trabajo mucho con compañeros del departamento de Química y un día, tomando un café, nos dimos cuenta de que ellos trabajaban en sensores para medidas biológicas como glucosa o pH”, relata. Esos sensores “se podían combinar y mejorar con el tipo de sensores ambientales que yo hacía”. Y manos a la obra.
Esta ingeniera se ha especializado en una tecnología revolucionaria: la electrónica impresa y flexible, que permite imprimir cualquier dispositivo eléctrico sobre cualquier sustrato, “en plástico, en papel, incluso directamente sobre la superficie en la que queremos integrar el sensor”, asegura Rivadeneyra.
Por eso es ideal para monitorizar nuestro estado de salud, porque permite fabricar biosensores extremadamente pequeños y adaptables, que se pueden integrar de forma cómoda en el cuerpo humano o en accesorios que llevamos habitualmente con nosotros, como puede ser la patilla de las gafas, una férula o un colgante. “Queríamos diseñar un sistema fácil de llevar, que no fuera molesto, como quien se pone un reloj o una pulsera”, que dejara al portador “hacer su día normal” sin dejar de cumplir su cometido: captar datos y enviarlos al móvil o a un servidor web para ser interpretados.
Rivadeneyra aclara que los biosensores pueden medir un amplio abanico de parámetros. “La clave es correlacionarlos”. Para ello “hace falta un equipo de médicos que tengan ese conocimiento” y, de este modo, “tendríamos al médico con nosotros mismos”, resume, ya que esas mediciones podrían alertarnos desde síntomas de una enfermedad pulmonar o una diabetes hasta indicios de un futuro cáncer. “La ciencia es muy multidisciplinar, no puedes trabajar solo”, asegura.
En su opinión, “en muy pocos años veremos esta tecnología en muchos ámbitos por el simple hecho de que ahora queremos tenerlo conectado con todo”, asevera. “Es imprescindible para el futuro del internet de las cosas”. Además, la electrónica impresa y flexible tiene otra ventaja: “son materiales biodegradables, biocompatibles y los desechos son mucho más fáciles de tratar, con un impacto medioambiental mucho más bajo” que la tecnología basada en el silicio, afirma, mientras prevé campos de uso que van desde la medicina hasta la agricultura o la climatología. “Se puede aplicar prácticamente en todo”, concluye.
Almudena Rivadeneyra es un ejemplo más del gran talento femenino que existe en el sector tecnológico español. Anteriormente, en Buscando Vocaciones, María González Manso , otra joven ingeniera, reflexionaba sobre otras posibilidades que está abriendo la cooperación entre la ciencia médica y la tecnología en aspectos tan importantes como el diagnóstico precoz de enfermedades a través de la ingeniería biomédica.
También mujer, también joven y también emprendedora, la ingeniera Isabel García relataba en Buscando Vocaciones sus experiencias en el campo de la tecnología y la universalización de sus aplicaciones, dotándola de un sentido humanista. “Podemos hacer cosas impensables con la tecnología, pero si no se adapta a nosotros no será útil”, afirmaba.