Física cuántica
Juan Ignacio Cirac
“La aplicación más importante de los ordenadores cuánticos está todavía por descubrir”
«Ignacio, todo eso está muy bien, pero no se lo digas a nadie». Eso le decía su abuela a Juan Ignacio Cirac cuando el premio Príncipe de Asturias compartía con ella sus conocimientos de física cuántica. Que los objetos no tienen propiedades o que un gato puede estar vivo y muerto a la vez. Entonces, la física cuántica, la teoría que explica el mundo microscópico, no era nada más que una «teoría exótica de unos cuantos locos en un laboratorio». Ahora, sin embargo, es toda una revolución social. Y, en gran medida, eso ha sucedido gracias a Cirac y a su momento eureka: en 1994, junto con Peter Zoller, el físico español sentó las bases técnicas para la construcción del ordenador cuántico.
«El primer país que consiga un ordenador cuántico tendrá una gran ventaja sobre los demás», explica Cirac sobre una herramienta poderosa y con un potencial ilimitado. Un ordenador cuántico será capaz de hacer en apenas unos minutos lo que miles de ordenadores normales juntos tardarían en realizar miles de años. «La aplicación más importante de los ordenadores cuánticos está todavía por descubrir», recuerda Cirac.
No en vano, se estima que los ordenadores cuánticos generarán alrededor de un billón de dólares de ingresos anuales para el año 2050. China cuenta con fondos casi ilimitados para desarrollar sistemas cuánticos. Estados Unidos goza de una potente industria. Y la Unión Europea, que lidera la parte científica, va a invertir 1.000 millones de euros en investigación y desarrollo de tecnologías cuánticas entre 2018 y 2028.
«Estamos viviendo lo mismo que ocurrió hace 60 o 70 años en computación», vaticina Cirac, quien no encontró su verdadera vocación hasta el tercer año de carrera, cuando descubrió la mecánica cuántica. Antes, llegó a matricularse en Ingeniería Aeronáutica, pero apenas duró cinco días en clase.
Ahora, en cambio, aspira al Nobel con sus investigaciones. Y anima a todos a los que, como a él, les interesa la física, la ingeniería, la informática o incluso la filosofía, a seguir el camino de la computación cuántica: «Las carreras relacionadas con las tecnologías cuánticas tendrán mucho futuro», asegura. «Uno puede unirse ahora y formar parte de esta revolución». La revolución del mundo de las pequeñas cosas.
Como avisa Cirac, el futuro estará inevitablemente ligado a la física y a los ordenadores. «Escribir código es escribir el futuro. Todos deberíamos aprender a escribir código», reconoce también Pedro Mujica , ingeniero informático y CEO de Wecolab, en otro de los testimonios de Buscando Vocaciones. Por su parte, la física Monserrat Calleja , una de las científicas más prestigiosas de España e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Microelectrónica, tampoco tiene dudas: «La nanotecnología forma parte de nuestras vidas. Todo lo que nos rodea. Nuestro teléfono móvil está lleno de nanotecnología. Son pequeños ordenadores». No te quedes atrapado en el pasado. Da forma al futuro.
