“Educar es amar”

“Uno de mis juegos favoritos cuando era pequeña era darle clases a uno de mis gatos”. Así de claro lo tuvo siempre Paola de la Cruz, que se crió en una familia pobre y para quien la educación fue un salvavidas. Gracias a que entró en un centro deportivo de alto rendimiento descubríó “que se podía comer tres veces al día”, recuerda. Fue entonces cuando comprendió lo importante que es tener una buena formación: “La educación es una oportunidad para poder desligarte de eso que no eliges cuando naces”.

En la vida de toda persona hay un momento crucial. Algo o alguien que lo cambia todo. Para de la Cruz ese alguien fue una de sus profesoras, que le ayudó a conseguir una beca para ir a la universidad. A cambio de aquella ayuda, la maestra solo le pidió una cosa: “Mi obligación era permitir que otros seres humanos tuvieran la misma oportunidad que me estaba dando ella”. Y eso hizo. Después de graduarse en la universidad llegó a España, donde entró como maestra en un colegio de Tarragona. Siempre enseñando a los niños más pequeños, porque “de los 0 a los 6 se aporta el 60% de lo que se va a estructurar como ser humano”. Y ella quería encargarse de una tarea tan fundamental: “Una de las labores humanas más importantes”.