“Cada cosa que aprendía en la FP, me la llevaba al día siguiente al trabajo”

Aunque por suerte cada vez menos, la anticuada percepción de la FP como el patito feo de la universidad sigue teniendo cierta vigencia en nuestro país. No es el caso de Antonio Quesada, quien cerca de sus treinta años decidió ponerse a estudiar y formarse para renovar su trayectoria profesional. “Siempre se usa la frase tópica de ‘nunca es tarde para ponerse a estudiar’ pero es que es una realidad. De hecho en muchos casos es hasta más práctico.” De aquella FP destaca la gran utilidad de todo lo que aprendió, “sobre todo el sentido práctico. Gente que a lo mejor no se quiere meter en tantos aspectos teóricos puede desarrollar directamente unos conocimientos y ponerse a trabajar.”

Dicho y hecho. Antonio se puso a trabajar en un nuevo campo, hasta que le llegó su “momento eureka”. Un amigo de su hija era ciego, y a todos les sorprendía que la tecnología no hubiera dado con soluciones más innovadoras a las necesidades de las personas ciegas. “Es triste pero realmente hay muchísima tecnología, digamos, de usos más superficiales y no hay una tecnología humanista, vamos a decir.” Es entonces cuando Antonio tuvo una idea brillante, aprovechando la sinestesia natural del cerebro humano, el diálogo entre distintos sentidos: “Probamos con el niño, y lo que era una batería de pruebas para una semana, el chico la hizo en una tarde… entonces vimos que ahí, puf, había un potencial tremendo.”