Industriales y ADE
Enrique Arrillaga
“A falta de vocación, trabajo y trabajo”
Enrique Arrillaga no tenía una vocación particular. Hijo de un empresario vasco de la madera, siendo el único hijo varón, no le hacía falta. Para la familia, su futuro estaba claro: “El chico tenía que ser ingeniero. En aquellos tiempos, era lo que tocaba”, recuerda. Así que estudió Ingeniería Mecánica. Y, a pesar de que no tenía un sueño definido, aquello le fue más que útil. Según él, la ingeniería “da una formación para poder afrontar lo que va viniendo en el futuro”.
Al terminar los estudios, entró a trabajar en la empresa de su padre. Y allí permaneció 22 años, dirigiéndola. Hasta que se arruinó. Entonces, Enrique se planteó qué hacer con su vida. Y se dio cuenta de que a su formación le faltaba algo. De manera que estudió un curso de liderazgo, muy centrado en la psicología. “Me ayudó muchísimo a abrir mucho mi visión de las cosas”, afirma. Poco tiempo después, decidió arriesgarse con un nuevo proyecto: hacer muebles de madera ecológica a precio económico. Y entonces llegó el éxito. Muebles LUFE, que empezó con apenas tres trabajadores, es considerado hoy como “el Ikea vasco” y prepara su expansión a Francia.
A base de esfuerzo y de no perder sus principios (LUFE es un acrónimo de Local, Universal, Funcional y Ecológico), la empresa se ha convertido en un referente de diseño de mueble español y también de sostenibilidad. Su fábrica tiene una huella de carbono negativa. “Que sepáis que siendo honesto se puede tener éxito”, sonríe Arrillaga.
Tantos años después de estudiar ingeniería, este empresario ha conseguido cumplir su sueño. Y tiene un mensaje para los jóvenes que puedan sentirse como él cuando era joven: “Si tienes la suerte de tener una vocación, adelante con ella. Pero si no la tienes, sigue esforzándote que al final seguro que lo que estás haciendo servirá”. A él le ha funcionado.