Farmacia + Nutrición
Yolanda Sanz
Un mundo de posibilidades microscópicas: el impacto del microbioma en la salud global
En las profundidades de nuestro intestino, millones de microorganismos trabajan incansablemente y, tal como lo expresa Yolanda Sanz, investigadora del CSIC y doctora en farmacia, estos no solo participan en la digestión de los alimentos, sino que también influyen en nuestro estado de ánimo, comportamiento, salud mental y en la eficacia de los tratamientos médicos.
El estudio del microbioma humano está transformando radicalmente nuestra comprensión de la salud y la nutrición. Uno de los descubrimientos más fascinantes es el eje intestino-cerebro. “Nuestra microbiota se comunica con el cerebro a través de rutas inmunológicas, endocrinas y neurales, modificando nuestro comportamiento y emociones” subraya Sanz. Estudios con modelos animales han demostrado que ciertas bacterias pueden reducir los síntomas de depresión y ansiedad, señalando hacia nuevas vías terapéuticas en desarrollo.
Pero la ciencia del microbioma no solo impacta la salud humana, sino que también tiene aplicaciones en mejorar la productividad agrícola y la calidad nutricional de los cultivos. “Estamos explorando cómo los microbiomas pueden mejorar la productividad en situaciones adversas”.
Para quienes consideran una carrera en este campo, las oportunidades son enormes. La investigación en microbioma está en auge, con inversiones significativas de la Unión Europea y del sector privado, se está catalizando la creación de empresas biotecnológicas y nuevos empleos. “Estamos apenas rascando la superficie del potencial del microbioma en la salud y más allá”.
Hoy es pionera en su campo, pero al principio Sanz no tenía clara su vocación. Empezó a asistir a charlas informativas antes de decidirse a estudiar farmacia, una decisión que la llevó a explorar un campo diverso de conocimientos antes de encontrar su verdadera pasión en la microbiología. “Hay decisiones que casi te vienen dadas y a veces son un regalo”, reflexiona sobre cómo la vida puede conducirnos hacia nuestro verdadero propósito sin planearlo inicialmente. “A medida que avanzas en tu desarrollo académico y profesional, reconoces mejor tus habilidades y descubres cuál es tu lugar”, aconseja.
Su primer proyecto significativo enfrentó desafíos considerables: “Iba con mi bolsa de muestras tratando de convencer a los gastroenterólogos de que mi teoría era plausible”, y lo recuerda con cariño, porque a pesar de las negativas, consiguió demostrar por primera vez la relación entre el microbioma y la enfermedad celíaca. “No tener miedo al fracaso es fundamental en la investigación científica”, concluye Sanz.
Dentro de este campo y para seguir ampliando conocimiento, tenemos a Itziar González que explica cómo a través de la nutrición podemos cambiar nuestros genes y así tratar patologías. O Alberto Acedo que explora el papel crucial de los microorganismos en la salud del suelo y, en consecuencia, en la salud global.
